Al final, contemplaba dos opciones.
Una era tan buena que acabaría
por hacerme daño
y la otra
era tan mala que acabaría
por causarle daño a todo aquel
que se me acercara.
Ninguna de esas opciones estaba bien,
no se puede vivir permitiendo
que cualquier acción, cosa o persona te cause daño...
Tampoco se puede puede lastimar
a todo lo que se cruce por tu camino sin sentirse
miserable y culpable.
No necesitaba ninguna de esas
opciones.
Necesitaba una tercera opción.
Crear una tercera opción.
Una que hallara el medio entre la Agresividad
y la Bondad.
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