miércoles, 4 de mayo de 2016

El momento de ponerse la armadura.

Ahí estaba, enfrentando mi destino.  Todo lo que había obtenido era lo que me había ganado, era lo que realmente merecía.  

Y aunque no lo quería tenia que afrontarlo, ya era el momento de ponerme la armadura, ya era tiempo de dejar atrás la estúpida cobardía.

Aquel fue mi resultado por haber empleado esa desastrosa manera de actuar hace tanto tiempo atrás. Pero ahora no podía detenerme por haber sido de aquella manera, detenerme nunca sería una buena opción, solo serviría para retrasar lo inevitable. En ese momento sólo podía hacer una cosa.

Una sola cosa.

Enfrentar todos mis errores.

Enfrentar el desastre apocalíptico que arrastraba conmigo.

Se Acabó

Andas en mi cabeza

Siempre justa.

Porque siempre he sido, soy y seré justa, no solo con los demás, sino  también conmigo misma. No me doy el placer de otorgarme algo que quiero cuando se de sobra que no lo merezco, ni tampoco exijo algún tipo de trato que claramente no me haya ganado.